Homilía en la Eucaristía en la iglesia de Santo Domingo con el Colegio Ntra. Sra. de las Mercedes, para celebrar la fiesta de la Merced. El Evangelio fue la Anunciación y la homilía se desarrolló en diálogo con los alumnos participantes en la Santa Misa.
Fecha: 22/09/2017
(ndr. dirigiéndose a los alumnos participantes en la Eucaristía) Lo que acabo de leer está tomado de un libro que se llama la Biblia. Pero dentro de la Biblia hay muchos libros, que se llaman Evangelios. Evangelio significa Buena Noticia. ¿Sabéis cuándo se usaba eso? ¿Sabéis lo que son los beduinos? En el tiempo de Jesús, había muchos beduinos. Son los que viven en el desierto y eran pastores de ovejas y cabras. Cuando iba a nacer un niño en una tienda, otro niño grande, que estaba a la puerta esperando, si quien nacía era un niño (en el mundo de los beduinos ellos no habían conocido a Jesucristo y pensaban que valían más los chicos que las chicas; gracias a Jesucristo, nosotros sabemos que valemos lo mismo: somos todos hijos del mismo Padre, pero ellos daban mucha importancia a que naciera un niño), la comadrona salía de la tienda y le decía al chico que estaba al lado de la puerta de la tienda: “Ha sido niño”. Entonces, ese chico se iba por las colinas y por los montes, avisando a todos los de la familia, de la tribu, e iba gritando “buena noticia”, y todo el mundo sabía que había nacido un niño.
El día de Navidad, oiréis la frase
decir “un niño nos ha nacido”, “un hijo se nos ha dado”, “lleva a sus hombros
el mundo y será maravilla de consejero, príncipe de la paz”. Hay una buena
noticia. El texto del Evangelio que acabamos de recordar es el centro del
Evangelio, es el pasaje más importante de los cuatro Evangelios, porque es el
que nos recuerda que Dios, el Hijo de Dios, se ha hecho hombre para ser uno
como nosotros, y se ha hecho hombre por amor.
Yo no me sé vuestros nombres, pero
si tuviera aquí la lista que tienen vuestros maestros y maestras de cada uno de
los cursos, podría decir José, Yolanda, Antonio, Jessica, Javier, Alejandro, el
Hijo de Dios ha venido porque te quiere, y porque quiere que tú sepas que Él te
quiere. Los que estáis aquí, cuatrocientos nombres, uno por uno, y a cada uno
de vosotros podría decirle: “Jesús te quiere. Jesús vino a la Virgen para
hacerse compañero de camino nuestro en la vida. Jesús está siempre con
nosotros. Jesús te quiere a ti”. Y tú vas a decir: “Cómo me va a querer a mí,
que siempre me está regañando mi madre y la profesora, y siempre me están
diciendo que no estudio…. Cómo me va a querer Dios a mi”.
Ser cristiano es una cosa preciosa.
Ser cristiano es lo mejor que nos puede pasar. Es la mejor noticia que podemos
tener las personas. Es la noticia de que Dios nos quiere y nos querrá siempre.
Es muy difícil de imaginarse el Dios que ha hecho Sierra Nevada, el Dios que ha
hecho las estrellas… ¿Habéis visto estrellas fugaces?, ¿habéis visto las
pléyades, alguna de las constelaciones bonitas?, ¿y habéis visto fotos en los
libros de ciencias de lo que es una galaxia? El Dios que ha hecho las galaxias,
que son miles de millones de años luz entre una estrella y otra estrella, ¿ese
Dios me va a querer a mí?, ¿se va a acordar de Jessica, o de Alejandro…?
Pues, hace dos mil años que los
apóstoles, los sucesores, todos los que somos cristianos, el mensaje que
llevamos para el mundo, la buena noticia para el mundo es “Dios te quiere, ha
entregado a su Hijo por ti”. Todos habéis estado alguna vez en una procesión de
Semana Santa. Allí, muchas veces vemos a Jesús en la cruz, sufriendo, con un
tormento horrible, lleno de sangre. El Señor iría mil veces, un millón de
veces, a la cruz para que tú supieras que Él te quiere. Y eso cambia la vida.
Os lo prometo.
Yo soy ya un viejecillo al lado
vuestro, pero eso significa que he vivido muchos más años. Y yo os puedo jurar
por Dios que Dios no ha dejado nunca de quererme. Y os puedo jurar por Dios que
Dios nunca dejará de quereros a vosotros. A ninguno de vosotros. Eso es ser
cristiano y eso hace la vida preciosa.
Lo que más alegría nos da en la vida
es que alguien nos quiere. Empezando por nuestros padres. Ver que nuestros
padres nos dan un abrazo, nos dan un beso, nos preparan el desayuno, nos cuidan
cuando estamos enfermos, nos da alegría. Y nuestros hermanos también, pero si
mi hermano o este amigo mío me parece que no me quiere, me pongo triste. Cuando
alguien no me quiere me pongo triste.
Saber que Dios nos quiere es una
fuente de alegría que no se seca nunca. Y eso es ser cristiano. De aquí a un
ratito vamos a comulgar, misteriosamente, de una manera muy misteriosa. En
forma de alimento, en forma de pan viene el Señor a nosotros como vino la
Virgen, para que estemos contentos (ni siquiera para que seamos buenos, sino
para que estemos contentos). ¿Por qué? Porque Dios nos quiere. ¿Podemos estar
contentos siempre? Sí, porque tenemos siempre el amor de Dios, que no nos va a
faltar nunca.
Vamos juntos a pedir al Señor que
nos acompañe y nos ayude, y seguimos con la celebración de la Eucaristía.
+ Javier Martínez
Arzobispo de Granada
22 de septiembre de 2017
Iglesia Santo Domingo
Eucaristía con el Colegio Ntra. Sra.
de las Mercedes (Granada)