Dios hecho carne, la gran sorpresa para un mundo como el nuestro
Fecha: 20/12/2019
Para muchas personas, para demasiadas personas en nuestro mundo, la experiencia de la vida es como un decaimiento permanente, un camino inexorable hacia la vejez, hacia la tristeza, hacia la muerte. Nadie busca la tristeza. Nadie quiere estar triste de manera espontánea. Y sin embargo, muchas personas lo están, y a veces con motivos muy serios. A veces, sencillamente, la miseria de este mundo produce dolores insoportables; la vida misma se hace para, cada vez más personas, algo insoportable.
En un contexto así, yo quisiera decir que el
anuncio de la Navidad, el anuncio de que Cristo ha nacido y permanece con
nosotros es una novedad, igual de joven e igual de nueva, esta Navidad de entre
2019 y 2020 que fue la primera noche de Navidad. Y lo necesitamos igual que lo
necesitaba aquel mundo. No es una fiesta de rutina. No es una fiesta de
“celebramos en familia ciertas cosas” y nos ayudamos un poco a estar
artificialmente contentos.
Es la gran sorpresa para un mundo como el
nuestro. La gran sorpresa de que Dios desea nuestra humanidad; de que Dios ha
querido entregarse a nosotros, compartir nuestros llantos, nuestros sufrimientos
y nuestros dolores, abrazar nuestra miseria y nuestra pequeñez, y rescatarnos
de ella, para poder vivir con alegría. No con la alegría que surge cuando todo
es perfecto, sino con la alegría que uno tiene de que, aunque todo no sea
perfecto; aunque muchas cosas sean muy imperfectas, hay un Amor inmenso que es
más fuerte que todo el mal del mundo. Y eso es lo que anuncia la Navidad. Lo
anuncia para cada uno de nosotros y lo anuncia para todos los hombres.
El Señor ha iluminado Su Rostro sobre todos
nosotros y lo ha iluminado en la forma de un niño, en la sonrisa de un Niño, en
la sorpresa de una vida que nace. Esa vida es la de un niño como nosotros, y es
al mismo tiempo la Vida de Dios. Esa es la gran sorpresa. Sonreíd a ese Niño y
ese Niño os sonreirá. Y la vida os sonreirá, nos sonríe siempre cuando acogemos
a Cristo en nuestras vidas. Es la Presencia de Cristo la que nos hace posible
la alegría verdadera, el estar contentos.
¡Muy feliz Navidad para todos vosotros!
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Javier Martínez
Arzobispo de Granada
20 de diciembre de 2019
Granada