Charles Péguy
Fecha: 28/07/2008. Publicado en: El pórtico del misterio de la segunda virtud, Ed. Encuentro, Madrid 1991, pp. 23ss.
Nunca los niños trabajan.
Pero todos trabajan sólo por los niños.
El niño no va a los campos, ni ara ni siembra, ni cosecha
ni vendimia ni poda la viña ni derriba los árboles
ni sierra la madera.
Para el invierno.
Para calentar la casa en el invierno.
Pero ¿iba a tener el padre valor de trabajar si no
tuviera sus hijos?
¿Si no fuera por sus hijos?
Y en el invierno cuando trabaja duro.
En el monte.
Cuando trabaja muy duro.
De pronto piensa en su mujer que se ha quedado en casa.
En su mujer que es tan hacendosa.
Cuyo hombre es delante de Dios.
Y en sus hijos que están bien tranquilos en casa.
Sus tres hijos, dos niños y una niña.
Cuyo padre es delante de Dios.
Piensa en ellos, y por una gracia de Dios,
se le agolpa la sangre en el corazón.