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Un lugar de amistad y de alegría

Centenario del Seminario Conciliar San Dámaso

Fecha: 11/11/2006. Publicado en: Boletín Oficial del Arzobispado de Granada. Nº 80-85, p. 184



Yo recuerdo los años del Seminario (fueron trece, en aquel rincón de las Vistillas), como se recuerdan de mayor los años de crecimiento cuando han sido sanos: con gratitud. Era un Seminario muy vivo, y yo diría, como un rasgo muy llamativo para aquel entonces (y para ahora), culturalmente despierto. Aprendíamos a vivir aprendiendo a hacer de todo: desde barrer los suelos o recoger el comedor hasta hacer una obra de teatro. Se hacían muchas obras de teatro en el Seminario por aquellos años:  Desde La Alondra, de J. Anouilh, hasta Madre Coraje de B. Brecht, Esperando a Godot de E. Ionesco, o El Sagrado Experimento de F. Hochwalder, amén de varios autos sacramentales. Recuerdo que con catorce años, el profesor de francés nos hizo traducir (nos costó un curso entero) Diálogos de Carmelitas, de G. Bernanos. Nunca le daré bastante las gracias por aquel tesoro. Acogíamos con pasión las preguntas y las perplejidades del hombre contemporáneo, y criticábamos sin piedad las respuestas que nos parecían insuficientes o recortadas. Éramos educados en un amor grande a la verdad, a la Iglesia y a Cristo. Se nos proponía ensanchar siempre el corazón y la mente. Y luego, nuestro seminario era un espacio de amistad. Tal vez por eso era posible todo lo que precede. Un espacio de amistad y de alegría. Imposible no estar agradecido.


† Javier Martínez
Arzobispo de Granada

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