Anteproyecto anexo
Fecha: 17/09/2008. Publicado en: Boletín Oficial del Arzobispado de Granada. Nº 96 p. 236
17 de septiembre del año 2008
Querido D. Juan Antonio:
Te escribo en respuesta a tu amable carta del pasado 24 de junio, en la que, en nombre de la Comisión Permanente, pides que los Obispos interesados en que en su Diócesis se celebre el Congreso Eucarístico Nacional propuesto por el Plan pastoral de la CEE para el año 2010, lo comuniquen a la Secretaría General.
La Archidiócesis de Granada está muy interesada en la posibilidad de llevar a cabo esta preciosa acción pastoral. La celebración del Congreso Eucarístico nacional es siempre una gracia para cualquier diócesis. Si la Comisión Permanente o quien haya de decidirlo, decidiese la celebración en Granada, sería una gracia grande, no sólo para Granada sino para otras diócesis del entorno, especialmente las diócesis andaluzas.
Acompaño a esta carta un esbozo del proyecto de congreso, en el caso de que se considerase la propuesta. Naturalmente que se trata sólo de un esbozo, que habría que desarrollar y “pulir”. Para ese trabajo, naturalmente, en el caso de que el Congreso tuviese lugar en Granada, se crearía una comisión diocesana, que trabajaría en estrecha colaboración con las Comisiones de Liturgia y de Pastoral.
Con todo afecto, y con mi oración y mis mejores deseos para tu ministerio, tanto al servicio de la Archidiócesis de Madrid como de la Conferencia Episcopal.
† Javier Martínez
Arzobispo de Granada
ANTEPROYECTO DE UN CONGRESO EUCARÍSTICO NACIONAL EN LA ARCHIDIÓCESIS DE GRANADA AÑO 2010
1. JUSTIFICACIÓN DE LA PROPUESTA DE GRANADA COMO POSIBLE LUGAR PARA LA CELEBRACIÓN DEL CONGRESO EUCARÍSTICO.
Que en la Archidiócesis de Granada pueda celebrarse un Congreso Eucarístico Nacional es, sin duda, una gracia, como lo sería para cualquier otra Diócesis. Algunas razones, que se explicitan a continuación, pueden hacerse valer para considerar que esa celebración sería particularmente beneficiosa en la pastoral de la Diócesis, así como en el contexto general de Andalucía.
1. La tradición cristiana de la Granada restaurada tras la reconquista es una tradición centrada en el Corpus Christi y en la Inmaculada Concepción, gracias sobre todo a los trabajos pastorales del Arzobispo D. Pedro de Castro y Cabeza de Vaca, fundador también de la Abadía del Sacromonte, que luego, al ser trasladado a Sevilla, las llevó consigo a la nueva sede. Ambas devociones, la del Corpus y la de la Inmaculada, tenían una importancia especial en la evangelización de los moriscos. De hecho, la fiesta del Corpus Christi sigue siendo la Fiesta Grande de la ciudad, que aglutina a una verdadera multitud de fieles para la celebración eucarística de la catedral y para la procesión. La otra fiesta grande de la ciudad es la Virgen de las Angustias, que se celebra en el mes de septiembre. La devoción popular al Corpus es verdaderamente enorme.
2. A pesar de lo dicho anteriormente, no faltan los intentos, no siempre conscientes, de secularizar la fiesta. Por mencionar sólo un ejemplo, los carteles anunciadores de la fiesta que hace el Ayuntamiento, con los que se llenan las calles de Granada, ya no dicen “Corpus Christi”, sino sólo “Corpus en Granada”. En uno de estos últimos años, el cartel anunciador del Corpus Christi tenía un dibujo de dos figuras de la Tarasca Granadina (gigantes y cabezudos que preceden a la procesión, y que incluyen las figuras del Rey Católico y de la Reina Católica, así como las del Rey Moro y de la Reina Mora), contenía precisamente las figuras del Rey Moro y de la Reina Mora, con el fondo de una media luna nada inocente. La leyenda decía simplemente “Corpus en Granada”, y las fechas de la fiesta. Por supuesto, que el cartel indignó a muchos fieles cristianos granadinos, y el Ayuntamiento actual es más sensible al contenido cristiano de la fiesta.
3. Otro factor a tener en cuenta en Granada, de sobra conocido, es la importante y creciente presencia musulmana en la ciudad, una presencia que no está especialmente vinculada a la inmigración, sino más bien a una voluntad política, generosamente financiada, así como al carácter simbólico de la ciudad para el mundo musulmán. Es necesario decir que ese carácter simbólico está hipertrofiado en virtud de intereses políticos y económicos, estos últimos relacionados sobre todo con el turismo. De cara al mundo musulmán y a la sensibilidad musulmana tienen un especial valor las manifestaciones colectivas de fe cristiana.
En este contexto, la celebración de un congreso Eucarístico Nacional en Granada, como cualquier otra afirmación pública de la realidad del pueblo cristiano y de la consistencia de su fe, sería un gran bien para el pueblo cristiano, y no sólo en Granada, sino en toda la provincia eclesiástica y en toda Andalucía.
4. La ciudad tiene infraestructura suficiente para realizarlo con dignidad. Hay un excelente Palacio de Congresos, varios otros salones de actos utilizables, así como una magnífica estructura de instalaciones hoteleras de todos los niveles, así como numerosas residencias de la Iglesia que estarían disponibles o no según la fecha de celebración del congreso.
5. He de decir también que los órganos de gobierno de la Diócesis consultados han respondido muy favorablemente a la presentación de la iniciativa. Igualmente, la Federación de Cofradías, que aportaría gozosa su presencia y su colaboración en los distintos actos del Congreso. Por último, las autoridades municipales, que han sido expresamente consultadas, han afirmado su voluntad de cooperar y facilitar en todo a su celebración.
II. FECHAS POSIBLES DEL CONGRESO
Se proponen como posibles fechas del mes de junio, por ejemplo, el fin de semana del Corpus, de manera que se pueda concluir con la procesión del Corpus del Domingo del corpus.
Igualmente, podría ser la fecha del 15 al 18 de septiembre, coincidiendo con la ofrenda floral de la Virgen de las Angustias.
Sin embargo, podría ser en cualquier otro momento del año, preferentemente en los meses de mayo a septiembre, por tratar de garantizar un buen tiempo, si se considerara que no debe coincidir con ninguna de esas fiestas.
III. POSIBLE “LEMA” DEL CONGRESO
LA EUCARISTÍA, CENTRO DE LA CREACIÓN Y DE LA HISTORIA
Explicación del lema (que puede servir para orientar las ponencias)
1. El lema refiere a la Eucaristía lo que se dice de Cristo, “centro del cosmos y de la historia” (Encíclica “Redemptor hominis”, 1), frase que traduce en lenguaje actual, o mejor dicho, traduce de un modo que pone de manifiesto en lenguaje actual sus implicaciones, la fórmula de fe, “Jesús es el Señor”. Y dice de Cristo, presente en la Eucaristía, precisamente lo que la fe cristiana en Jesucristo como “el Señor” de todo, como el “Alfa y la Omega” (cf. Apoc 1, 8; 21, 6; 22, 13) tiene de más escandaloso para la mentalidad moderna, que no puede comprender (ni en la Encarnación, ni en su prolongación sacramental y eclesial), que pueda darse “el todo en el fragmento”.
Al afirmar de la Eucaristía lo que se afirma de Cristo, el lema contiene una carga cristológica y eclesiológica fuerte, que es necesario precisar. Pero al mismo tiempo constituye una provocación a la racionalidad moderna, puesto que abre toda la cuestión de la articulación cristiana del espacio y el tiempo, y la confronta con la articulación post-cartesiana, que marca decisivamente a la polis moderna y a otras instituciones que nacen de esa racionalidad y de su concepción de lo real. En ese sentido, el lema, y su eventual desarrollo, trataría de superar el dualismo típico de la piedad moderna, que separa (entre otras cosas) el dogma cristiano del contenido humano y social de ese mismo dogma.
En efecto, frente al “espacio complejo” que caracteriza a un mundo articulado en tomo a la experiencia cristiana (eucarísticamente centrada), el Estado moderno inventa y promueve el “espacio simple” de las sociedades modernas, un espacio social “plano”, sólo hecho de “individuos” (preferentemente lo más aislados posible), que implica como su correlativo el “dominio” absoluto y sin trabas del Estado sobre la totalidad de ese espacio social.
Una reflexión parecida podría hacerse sobre “el tiempo”, cuya plenitud, en las diversas ideologías modernas, plasmadas de forma diversa en las variantes del Estado moderno, está siempre “diferido”, “post-puesto”, remitido a un futuro indeterminado que sólo sirve como punto de apoyo para “justificar” las intervenciones del Estado. En cada Eucaristía, en cambio, se vive como don la participación en “la plenitud de los tiempos”, pues en cada Eucaristía, por la presencia de Cristo, se unen el cielo y la tierra, como pone de manifiesto siempre el canto del “sanctus”. Lo definitivo ya ha entrado en la historia, con la Encarnación del Verbo, y permanecerá en ella para siempre.
2. Al aplicar a la Eucaristía lo que la fe cristiana confiesa de Cristo, el lema afirma de modo muy explícito la presencia real de Cristo en la Eucaristía. Porque en cada Eucaristía se renueva misteriosamente el Misterio Pascual, por eso cada Eucaristía, incluso la más solitaria y humilde, es y hace verdaderamente de ese lugar “el centro” y la clave de interpretación de la naturaleza y de la historia. Igualmente, puesto que en las especies eucarísticas está Cristo, cada lugar donde Cristo mora, cada sagrario, es, de modo misterioso, pero a la vez singular y único, el punto desde el que se sostiene el cosmos, y el centro de la historia, tanto personal como colectiva.
Pero también cada persona, lugar preferido, “elegido”, de la morada de Cristo, y meta de toda su obra redentora, en la medida en que por el Bautismo, la Confirmación y la Eucaristía viene a ser miembro de Cristo y vive en la comunión del Espíritu Santo (en la comunión de la Iglesia), se convierte en cierto modo, muy real, en el centro del mundo. Curiosamente, esta experiencia cumple desbordantemente y da sentido a algo que se da en la creación como experiencia enigmática, pero que no tiene su clave de interpretación en el orden creado, sino sólo a la luz de Cristo, es decir, cuando la realidad puede mirarse desde Cristo. Pues cada persona, de algún modo, en su relación con lo real, vive -y no puede no vivir- como si fuera el centro del mundo, como el centro de una historia y, en cierto modo, de todas las historias, es decir, de “la historia”.
Este dato de experiencia no encuentra una explicación que dé sosiego al corazón y a la mente en el orden de la creación, porque la experiencia de la vida, y sobre todo la de la muerte -cuya sombra se anticipa en todos los actos y situaciones de la vida-, frustra cotidianamente esa percepción, y tienta a la persona a considerarse meramente como una “parte” de la naturaleza, esto es, como un “algo” sin historia, y a sus deseos de infinito, como un incomprensible toque de irracionalidad y de locura. Sólo desde Cristo adquiere sentido pleno ese carácter abismal de la persona humana, porque sólo desde Cristo se comprende en plenitud lo que quiere decir que el hombre es “imagen y semejanza” de Dios (Gn 1, 26-27).
Naturalmente, tanto en lo que se dice más arriba con relación al espacio y el tiempo, como en lo que se acaba de decir acerca de la persona, son necesarias muchas precisiones que no son posibles aquí, pero que podrían bellamente hacerse explícitas y desarrollarse en el Congreso.
Una precisión, sin embargo, es imprescindible: en el espacio simple y plano de las sociedades modernas, la afirmación del “yo” como absoluto, o de un lugar como “centro” siempre se hace a costa de los demás “yoes”, o de los demás lugares, y en pugna con ellos. Y es que si cada ser humano es un absoluto, del modo como el absoluto se concibe en la modernidad, la dinámica de las relaciones humanas en el espacio social no puede ser más que la de la afirmación de sí mismo frente al otro, o a costa del otro, y a la larga, en definitiva, la de la violencia; ya Hobbes explicaba que el estado natural de los hombres es el de la guerra de todos contra todos, de la que nos salva el Leviatán, esto es, el Estado. De ahí a entender todas las relaciones humanas como expresión de la voluntad de poder de Nietzsche, sólo hay un paso. En cambio, en la lógica de la racionalidad sacramental cristiana (centrada eucarísticamente), la persona humana alcanza su plenitud “descentrándose”, esto es, acogiendo a Cristo como Centro y Clave de todo, y descubriendo así que es posible “ser como Dios” comiendo del fruto del Árbol de la Vida, pero no como resultado de la condición natural del hombre o de un empeño prometéico, sino acogiendo como gracia el don que “vale más que la vida” (Sal 63, 3), y que hace posible que “no vivamos ya para nosotros mismos, sino para Aquél que por nosotros murió y resucitó” (2 Cor 5, 15). El espacio social cristiano, además de ser un “espacio complejo”, es un espacio habitado por la lógica del don. Examinar la realidad de los espacios en que se desenvuelve la vida de las personas humanas, y cómo esos espacios, tal y como se dan en nuestras sociedades, son (o podrían ser) transformados por el sujeto eclesial cuando son habitados por un sujeto eclesial que vive “eucarísticamente”, es decir, que vive en la lógica del don, podría ser unos de los aspectos más ricos y sugerentes del Congreso.
3. A la luz de esto último que se acaba de decir, se ve también que con el lema se trata también de evitar la idea, frecuente al menos de forma implícita en muchos ambientes cristianos, según la cual el significado y el valor de la Eucaristía (como el de otras realidades cristianas) tendría un alcance limitado exclusivamente a lo que habitualmente designamos como “vida cristiana” o “vida espiritual” (entendidas, naturalmente, de manera reduccionista), cuando el realismo de la Eucaristía implica, evidentemente, una “ontología”. En la Eucaristía se manifiesta “el mundo real”, lo verdaderamente real, porque se manifiesta (y actúa) la verdad de Dios, y la verdad del mundo. Si Cristo está realmente presente en la Eucaristía, eso significa que la Eucaristía nos revela el verdadero ser de las cosas: quiénes somos nosotros para Dios y, por tanto, quiénes somos. Y simultáneamente, la Eucaristía revela quién es Dios, y cuál es su obra, y cuáles son sus hazañas. En consecuencia, se pone de manifiesto también quiénes somos verdaderamente los unos para los otros, cuál es la consistencia verdadera y real de nuestras relaciones, de nuestras transacciones, de nuestro constituir un “nosotros”.
En cuanto acontecimiento que hace presente lo definitivo aquí y ahora, la Eucaristía ofrece la clave de interpretación de todo lo real: y precisamente por esto implica una ontología que toma en serio la verdad de Dios, tal como la conocemos en Cristo (el ser como don, el ser como comunión), una antropología y una ética (basada en las categorías de donación y de gratuidad). Esto a su vez significa, en la práctica, y de manera necesaria, que si la Eucaristía se entiende como la ha entendido la tradición católica, la Eucaristía es capaz de iluminar e informar, más aún, ha de iluminar e informar, las prácticas y las instituciones temporales en las que la persona humana necesariamente participa, y que para un cristiano sólo pueden ser inteligibles como prolongación de la Eucaristía: el matrimonio y la institución familiar (todo el lenguaje eucarístico es un lenguaje nupcial, y hasta la estructura de la celebración refleja la de una alianza nupcial); los necesarios intercambios de bienes entre los seres humanos (la vida económica y la vida social entendidas como intercambio de dones, a la luz del Don supremo de la participación en la vida divina); y la vida ciudadana entendida como la prolongación de la Eucaristía, en cuanto participación en un bien común, y búsqueda del crecimiento en ese bien común de quienes comparten como hermanos un mismo don y un mismo destino a la Vida Eterna.
De este modo, la Eucaristía aparece como iluminando la totalidad de la vida humana, como fuente de una “vida social” verdadera y buena, y también, y en conexión con ella, de una “doctrina social”, a diferencia de la vida social aparente que promete siempre el Estado totalitario moderno, cuando no puede ni generarla ni darla, y cuando lo que verdaderamente hace es destruir toda auténtica “societas”.
IV. LAS TRES DIMENSIONES DEL CONGRESO: EL CULTO A LA EUCARISTÍA, LA DIMENSIÓN FORMATIVA (CONGRESO TEOLÓGICO-PASTORAL), Y LA DIMENSIÓN CULTURAL (EXPOSICIONES Y CONCIERTOS).
• El culto a la Eucaristía.
- Se establecería la adoración perpetua en la Catedral durante todo el tiempo que durase el Congreso. Para ello, el Arzobispo de Oviedo ha ofrecido prestar el Arca Santa de la Cámara Santa de Oviedo, con el fin de que pudiese albergar el Santísimo durante los días de la adoración. Eso resuelve para esos días un cierto problema de la catedral, en la que el templete Eucarístico y el Sagrario quedan muy alejados de los fieles, de modo que no se facilita especialmente la adoración. En cambio, una ventaja de la Catedral de Granada es su magnífica visibilidad, con una cabida de casi dos mil fieles en la nave central, y cerca de los cuatro mil ocupando las naves laterales. Durante los días del Congreso, junto al Santísimo, podría estar en la Catedral el trono y la bellísima piedad barroca de Santa María de la Alhambra, ya que el año 2010 es el décimo Aniversario de su Coronación Solemne, durante el Jubileo del año 2000.
- En la misma Catedral habría dos celebraciones eucarísticas diarias, muy cuidadas, especialmente la de la tarde, y lo mismo en otras iglesias del entorno, especialmente la Basílica de Nuestra Señora de las Angustias, la Iglesia de San Antón (que tiene también adoración eucarística permanente), y la Parroquia de la Magdalena y de la Virgen de Gracia.
El Congreso concluiría con una magna procesión idéntica a la del Corpus (la del Domingo del Corpus si se celebra en esas fechas). A esa procesión podría añadirse otra al comienzo del Congreso, para la bajada de la Virgen de la Alhambra a la Catedral, en un recorrido bellísimo y además cargado de significado.
- En otros tres grandes templos de la diócesis podrían tenerse especiales celebraciones con motivo del Congreso Eucarístico: Santa María de la Cabeza de Motril, la Encarnación de Loja, y la Encarnación de Alhama.
- Como preparación al Congreso podrían difundirse entre los fieles, de Granada y de otras partes, algunos materiales catequéticos sencillos sobre la Eucaristía.
• Estudios sobre la Eucaristía (dimensión teológica y formativa).
Se enumeran aquí algunos aspectos del desarrollo del lema propuesto como posibles indicadores para sesiones y ponencias en el Congreso Teológico y Pastoral.
1. EUCARISTÍA Y ONTOLOGÍA
- ¿Qué sería una ontología Eucarística, y por qué nos hace falta?
- La relación entre Universal y particular a la luz de la Encarnación y de la Eucaristía.
- Ontología de la escasez (de fundamento nihilista) y ontología del don (una comprensión de la creación fundada en la Eucaristía y en la Trinidad).
- El don (del Hijo y del Espíritu) como clave última del misterio de la realidad.
2. EUCARISTÍA E HISTORIA
- “El fin de la historia” en clave capitalista y en clave cristiana.
- La Eucaristía como anticipación del nuevo cielo y de la nueva tierra.
- Los relatos como condición de posibilidad de una historia, la muerte y la metamorfosis de los grandes relatos seculares, y el Evangelio como “la historia verdadera” que explica y fundamente el don (presente) de la Eucaristía.
- La Alianza como historia, y la historia como historia de la alianza. La Eucaristía como consumación de la alianza.
3. EUCARISTÍA Y ÉTICA
- La libertad cristiana a la luz de la Eucaristía. “Nadie me quita la vida yo la doy porque quiero” (Jn 10, 17-18).
- Libertad cristiana y libertad liberal.
- La libertad cristiana y la libertad en el nihilismo consumista.
- La Eucaristía como “práctica” y fundamento de una ética de las virtudes. Virtudes teologales y virtudes morales.
- “Las pequeñas virtudes” y la Eucaristía.
A la luz de lo que se explica más arriba acerca de las implicaciones del lema, debería haber otras secciones en las que se explique más detenidamente el contenido humano de la Eucaristía, en relación con las tres instituciones fundamentales en las que participamos los seres humanos: el matrimonio y la familia, las transacciones de la vida económica y laboral, y la polis. Subrayar estos aspectos, que hay que desarrollar más despacio, tendría el valor de poner de manifiesto cómo la Eucaristía incide en todos los aspectos de la vida, y cómo una “formación cristiana integral” puede darse desde y a partir de la Eucaristía, como ha sabido la Iglesia a lo largo de los siglos.
4. EUCARISTÍA, MATRIMONIO Y FAMILIA. LA DIMENSIÓN ESPONSAL DE LA EUCARISTÍA
5. EUCARISTÍA Y ÁGORA. EL “MIRABILE COMMERCIUM”
6. EUCARISTÍA Y POLIS. “LA CIUDAD CUYO SANTUARIO ES EL CORDERO” (Apoc 22, 12)
• Actos complementarios (exposiciones y conciertos).
- Con motivo del Congreso, se puede preparar una exposición importante, en alguna de las grandes iglesias de Granada (por ejemplo, Los Jerónimos o Santo Domingo), de tema Eucarístico. Una posible sugerencia inicial, dada la conexión que en la Granada cristiana tiene el motivo de la Inmaculada con la piedad Eucarística, vinculados desde la fundación de la Abadía del Sacromonte, sería explorar la relación que existe en la tradición (o algún aspecto de esa relación) entre la Virgen (que da a luz a Cristo, el Verbo hecho carne), y la Eucaristía, Cuerpo de Cristo. Hay muchos aspectos de esa relación que podrían dar lugar a una exposición muy bella.
-También se puede pensar en alguna exposición o exposiciones menores, hechas básicamente a base de fotografías, sobre la Eucaristía y la celebración eucarística en los ritos que han nacido y se han desarrollado en lo que hoy se considera más bien mundo árabe, esto es, en el Medio Oriente (Siria y Persia, Palestina, Egipto y Etiopía, Armenia y Georgia).
- Por supuesto, que en los días o en el fin de semana preparatorio al Congreso, se pueden hacer algunos conciertos de naturaleza Eucarística (se podría intentar que fuese algún concierto de música de la liturgia eucarística de alguna de las tradiciones orientales), y la representación de algún Auto Sacramental de Calderón, tratando de salir de los que están más trillados. La tradición musical de Granada hace que esto no sea especialmente difícil.
V. COMPLEMENTOS
- Es necesario, como es lógico, hacer un Logo del Congreso.
- Es necesario componer un himno adecuado al lema del Congreso.
- Es necesario editar y difundir las catequesis preparatorias del Congreso, los programas de los diversos actos, y otros textos relativos a las exposiciones (catálogos) y a los conciertos, así como carteles, estampas y otros libros, folletos u objetos que pudieran ser útiles con motivo del Congreso.
- También con motivo del Congreso se pueden hacer camisetas, bolsas, gorros, y otros objetos, como CD o “pen-drives”, que puedan contener algunos de los materiales que se han usado en el Congreso, en forma de Power Point o en otros formatos de audio y video.
Granada, a 17 de septiembre del año 2008.
† Javier Martínez
Arzobispo de Granada