Palabras finales en la Eucaristía de la Vigilia por la paz en el mundo, sobre todo en Oriente Medio, convocada en la Catedral por Mons. Martínez en la víspera de la Natividad de María.
Fecha: 07/09/2014
Que estemos unidos en la súplica y la oración. Que no sea sólo este momento que hemos tenido hoy, sino que en este tiempo hay que suplicarLe mucho al Señor por la paz, insistente, en medio de nuestras ocupaciones diarias, en medio de nuestra vida. Un grito: “Señor, danos la paz. Señor, concede a este mundo la paz. Que no sigan muriendo inocentes”.
Una brevísima aclaración: (…) (sobre) el islamismo radical no es una cuestión religiosa, es un proyecto político, que se alimenta del humus -por eso crece también dentro del mundo occidental-, se alimenta del humus de una especie de irritación contra esta cultura que es incapaz de satisfacer el corazón del hombre, porque es una cultura inhumana; muchas veces una economía inhumana, y son formas de vida inhumanas. Y hay dentro de nosotros mismos, dentro de la sociedad occidental, y de la sociedad que fue cristiana, una especie de odio contra sí misma. La respuesta a eso no es el defender, el ponernos nosotros en una posición dialéctica defendiendo esta cultura inhumana. La posición cristiana es promover la cultura –dicho en palabras de Juan Pablo II- de la verdad y del amor. En toda circunstancia y en todo momento, y generar un pueblo que vive; que porque vive del amor de Cristo es capaz de sembrar amor en este mundo, constantemente, en cualquier circunstancia. “Perdónalos, Padre, que no saben lo que hacen”: hasta en el momento del don supremo de la vida. Siempre el triunfo del amor.
También recuerdo aquella ocasión en que Juan Pablo II en un estadio de Chile, en un momento en que había muchas tensiones, el estadio fue sacudido por un grupo de agitadores, y el Papa se agarró al micrófono, estuvo durante casi una hora, detuvo la celebración de la Eucaristía o de la vigilia que estaban celebrando y no hacía mas que decir: “El amor es más fuerte, el amor es más fuerte, el amor es más fuerte….”.
Yo tengo una amiga que es médico de familia y se dedica a conflictos familiares; lleva toda su vida trabajando en esta ayuda, y tiene un pequeño decálogo, y dice: ‘En los conflictos familiares gana siempre quien abraza más fuerte’. Esa es la respuesta cristiana, siempre, siempre. Como criterio para orientarnos, luego las situaciones en concreto necesitan respuestas concretas. Pero el criterio es: gana quien abraza más fuerte. Ha ganado Dios porque nos ha abrazado sin reservas y sin límites, y Él tiene la victoria sobre la Historia, absolutamente. Y nosotros la tenemos en la medida en que seguimos la senda de Dios y el camino que el Señor nos ha trazado: abrazar siempre más fuerte.
+ Javier Martínez
Arzobispo de Granada
7 de septiembre de 2014
S.I Catedral