Las palabras de Mons. Martínez y oración con los fieles y hermanos cofrades momentos antes de que las Hermandades hagan su Estación de Penitencia en la Catedral.
Fecha: 21/03/2016
“Que a nadie le falte un trabajo digno”
A la Hermandad de Caridad del Santísimo Cristo del Trabajo y Nuestra Señora de la Luz, momentos antes de hacer su Estación de Penitencia en la Catedral.
Dos súplicas brotan espontáneamente ante Ti, Señor, por tu advocación, por el barrio del que vienes, por las intenciones que hay en tantos de nuestros corazones. En primer lugar, que a nadie le falte un trabajo digno, que le permita vivir honradamente, sostener a su familia. Un trabajo digno y justo.
La otra súplica, Señor, es que los lugares de trabajo no sean lugares de competencia y de luchas de poder, de envidias, de egoísmos, de navajazos, de una manera o de otra, sino lugares de amistad, de cooperación hacia el bien común, de ayuda mutua, de compañerismo.
Por esas intenciones que nos afectan a tantos de nosotros y que nos afectan en cierto sentido a todos, porque de ellas depende también la normalidad y la salud de nuestra sociedad, Te pedimos, Señor.
Padrenuestro que estás en el Cielo,
santificado sea tu nombre.
Venga a nosotros tu Reino.
Hágase tu Voluntad,
en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día.
Perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos a los que nos
ofenden
No nos dejes caer en la tentación
y líbranos del mal.
Amén
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Javier Martínez
Arzobispo de Granada
Lunes Santo, 21 de marzo de 2016
Plaza de las Pasiegas
“Madre, ten piedad de nosotros en nuestros dolores”
Alocución ante la Sagrada Imagen de Nuestra Señora de los Dolores momentos antes de la Estación de Penitencia de su Cofradía en el templo catedralicio.
El dolor parece que es parte de la herencia de los hijos de Eva en este valle de lágrimas. Y los hay de tantas clases. Desde los dolores físicos –un accidente, una herida, una enfermedad-. Pero hay dolores en muchas ocasiones más fuertes que los físicos. Son dolores morales. El dolor de un amor no correspondido, o de un amor traicionado; el dolor que genera la envidia y que rompe o divide una familia. Los dolores de nuestros propios pecados o de la conciencia de que no respondemos a la imagen que nosotros tenemos de nosotros mismos.
Madre, Tú que conoces el más fuerte de los dolores, el dolor de haber perdido a tu hijo inocente, de haberlo visto condenado y ajusticiado, ten piedad de nosotros en nuestros dolores; haciendo nuestras súplicas, alívianos, permítenos vivirlo con la certeza de que el amor del Señor triunfa siempre.
Dios te salve,
Reina y Madre de misericordia,
vida, dulzura y esperanza nuestra,
Dios te salve.
A Ti llamamos los desterrados hijos de Eva;
a Ti suspiramos, gimiendo y llorando,
en este valle de lágrimas.
Ea, pues, Señora, abogada nuestra,
vuelve a nosotros,
esos tus ojos misericordiosos.
Y después de este destierro,
muéstranos a Jesús,
fruto bendito de tu vientre.
¡Oh clementísima, oh piadosa,
oh dulce siempre Virgen María!
Ruega por nosotros,
Santa Madre de Dios,
para que seamos dignos
de alcanzar las promesas
de Nuestro Señor Jesucristo.
Amén.
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Javier Martínez
Arzobispo de Granada
Lunes Santo, 21 de marzo de 2016
Plaza de las Pasiegas
Señor, que podamos ser instrumento de rescate en la dignidad de las personas
Alocución ante Nuestro Padre Jesús del Rescate, previa a la Estación de Penitencia de su Cofradía en la S.A.I Catedral.
Una de las lecturas y de los modos de leer la Pasión es la imagen justamente del Rescate. El Hijo de Dios ha venido hasta el abismo de nuestra pobreza, de nuestras miserias, a rescatarnos del poder del mal, del poder también de la desesperanza, del vacío. El Papa Francisco suele hablar mucho de la “cultura del descarte”, de a cuántas personas dejamos abandonadas en el camino, de a cuántas personas les afecta nuestra indiferencia.
Señor, primero, haz que sintamos y seamos conscientes de que Tú vienes para rescatarnos de nosotros mismos e introducirnos en la libertad gloriosa de los hijos de Dios. Y luego, haz que cada uno de nosotros podamos ser en la vida, con las personas que tenemos cerca, instrumento también de rescate; rescate de su dignidad, rescate de su aprecio por la vida misma, por sus propias personas. Que podamos reconocer el bien único que cada persona es y aporta a la vida y al mundo.
Padrenuestro que estás en el Cielo,
santificado sea tu nombre.
Venga a nosotros tu Reino.
Hágase tu Voluntad,
en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día.
Perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos a los que nos
ofenden
No nos dejes caer en la tentación
y líbranos del mal.
Amén
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Javier Martínez
Arzobispo de Granada
Lunes Santo, 21 de marzo de 2016
Plaza de las Pasiegas
Hiciste la voluntad del Padre para que sepamos que tu amor por nosotros no se detiene ante nada
Alocución del Arzobispo de Granada ante la Sagrada Imagen de la Hermandad de Santa María Madre de Dios y Cofradía de la Oración de Nuestro Señor en el Huerto de los Olivos y María Santísima de la Amargura Coronada.
En el Huerto de los Olivos, Dios quiso experimentar la soledad que tantas veces experimentamos los hombres. El miedo al dolor que vemos venir, el miedo al sufrimiento, el abandono de los amigos más fieles, incapaces sin embargo de compartir esos momentos de absoluta soledad en los que el hombre hasta puede sentirse abandonado hasta del mismo Dios.
Y sin embargo, Señor, tu oración pedía “que pase de mí este cáliz”, era lo contrario de aquel otro jardín, del jardín del Edén, donde el hombre había escogido su voluntad frente a la tuya, y Tú, Señor Nuestro, aunque te espantaba la idea de la cruz, le decías al Padre “pero no se haga mi voluntad, sino la tuya”. Y lo quisiste así, Señor, no porque nuestra liberación necesitase ese dolor tuyo, sino para que nosotros pudiéramos saber que tu amor por nosotros no se detenía ante nada, y que no hubiera ningún hombre en la historia que pudiera sentir que Dios no puede comprender aquello por lo que yo estoy pasando.
Ayúdanos a sentir tu consuelo, tu compañía en esos momentos de nuestras vidas.
Padrenuestro que estás en el Cielo,
santificado sea tu nombre.
Venga a nosotros tu Reino.
Hágase tu Voluntad,
en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día.
Perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos a los que nos
ofenden
No nos dejes caer en la tentación
y líbranos del mal.
Amén
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Javier Martínez
Arzobispo de Granada
Lunes Santo, 21 de marzo de 2016
Plaza de las Pasiegas
Señor, te pedimos por quienes se enfrentan a la agonía y la muerte
Alocución
ante el Santísimo Cristo de San Agustín momentos antes de la Estación de
Penitencia en la Catedral de la Hermandad del Santísimo Cristo de San Agustín,
Nuestra Madre y Señora de la Consolación y Santo Ángel Custodio.
Santísimo Cristo de San Agustín, Tú eres la primera imagen del crucificado en nuestra Semana Santa. Y nos recuerdas, aunque estamos empezando –no es más que lunes-, que tu amor no se detuvo ni siquiera ante la muerte; tu amor por nosotros, pobres criaturas, y que tu muerte nos ha arrancado a nosotros del poder de la muerte, y que tu entrega nos ha incorporado a la vida divina, nos ha entregado tu espíritu y nos ha hecho hijos de Dios.
Te vamos a pedir esta noche, Señor, por todos los que esta noche se enfrentan con la agonía, con la muerte, por todos los que están luchando entre la vida y la muerte en los hospitales, por todos los que están amenazados de muerte en el mundo, de una forma o de otra, sobre todo por aquellos que se sienten abandonados, que se sienten solos, que no tienen nadie que pida por ellos. Acércate a ellos, Señor. Acógelos con tus brazos abiertos del otro lado de esta vida. Y a nosotros concédenos también la gracia de tenerte a Ti en esos momentos, a Ti y a tu Madre.
Padrenuestro que estás en el Cielo,
santificado sea tu nombre.
Venga a nosotros tu Reino.
Hágase tu Voluntad,
en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día.
Perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos a los que nos
ofenden
No nos dejes caer en la tentación
y líbranos del mal.
Amén
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Javier Martínez
Arzobispo de Granada
Lunes Santo, 21 de marzo de 2016
Plaza de las Pasiegas